Vestida de gala, con la etiqueta de ser la reina de Europa
los últimos ocho años (desde 2009, tres oros continentales) aunque con alguna
duda sobre su favoritismo. Así se presenta España en el Eurobasket que arranca
hoy, para los nuestros mañana, en la localidad rumana de Cluj, Y esas dudas
sobre su papel dominante vienen por las ausencias confirmadas ya a finales de junio
de dos referentes, Rudy Fernández y Felipe Reyes. Con la inesperada, a mediados
de julio, por orden de los Bulls, de Nikola Mirotic y la más dura, la del
jugador que, en palabras del seleccionador Sergio Scariolo, se iba a convertir en
faro de este grupo en pista. Sergio Llull
Muchas sensaciones recorrieron al banquillo español aquella
noche del 8 de agosto en Tenerife. Escalofríos también, temblores. Llull se
perderá toda la temporada, por consiguiente, la cita europea del año a nivel de
selecciones. Pero Scariolo buscó enseguida la parte positiva, más por ansias de
ofrecer una imagen de fuerza a sus jugadores, que porque realmente lo sintiera.
Sabe el italiano que Llull es insustituible.
Confirmó a Guillem Vives como tercer base pero pasó a lanzar
un mensaje claro. “La obsesión era encontrar un referente. Ahora deberán ser
los Gasol”. Y los hermanos, acostumbrados a estas lides, cumplieron en los
amistosos siguientes. Poderío en Bélgica y Lituania para dos victorias fuera de
casa convincentes que suelen ser buenas también en estas giras largas.
Se presenta España en este Europeo con la idea del poderío
extremo en el juego interior. Más los hermanos Gasol, Willy Hernangómez y
Pierre Oriola con sensaciones de que hay muchas alternativas en esa zona de la
pista. El otro Hernangómez, Juancho, en labor más de 3 alto (a un gran nivel en
los partidos de preparación) y San Emeterio y Abrines como referentes desde
fuera. Al de Oklahoma City Thunder se le pide este año el paso adelante, el
definitivo. Abrines debe ser el que desatasque en momentos cumbre. Porque la
labor de Navarro en pista es una incógnita. Ha estado todo el año fuera sin
poder ayudar en su club de manera regular.
Para Sastre y Vives habrá minutos pero serán menos. Ricky y
Sergio Rodríguez llevarán el timón de una selección inmensa, superlativa a
pesar de bajas sensibles en las cinco posiciones. Podríamos hacer un quinteto
de ausencias y nos saldrían Pau Ribas, Llull, Rudy, Felipe Reyes y Mirotic.
Ahí es nada.
España caminará en un laberinto hasta ver la luz el jueves
con la más que segura clasificación a octavos y, si no pasa nada raro, como
primera de grupo. Antes Montenegro (mañana el debut), República Checa (sábado),
Rumania (lunes), Croacia (martes) y Hungría (jueves). Si las cosas salen
rodadas un rival asequible nos esperará en octavos. A partir de cuartos, la
historia cambiará.
Es el europeo de las ausencias destacadas. Fuera Teodosic
con Serbia, Parker con Francia, Antetukuompo con Grecia como las más
importantes. Es el Europeo de las consagraciones. Doncic con Eslovenia tiene
que ser estrella, predominante en esa selección, candidata a medalla aunque
encuadrada en un grupo terrible con la anfitriona de esa sede Finlandia, más
Francia y Grecia.
A partir de hoy y en tres semanas todo cuenta. Cada detalle,
cada mínimo despiste será una losa y cada acierto, un paso adelante. España no
se baja del podio continental desde Serbia 2005. A partir de ahí tres oros,
una plata y un bronce en los cinco disputados. Un dominio abrumador parecido al
de la Yugoslavia de los noventa o el de la URSS en los 80. Hay que estar felices
y confiar.
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