España ha perdido el cuarto partido de este Eurobasket, el
cuarto con final igualado, el cuarto que nos exigía, que nos ponía el cuchillo
entre los dientes. El matiz está que en los tres primeros (Eslovenia, Grecia e
Italia) casi daba igual perder. En este encuentro con Francia perder, sin
embargo, importaba y mucho. Era quedarte fuera de la final. Era no luchar por
el oro por primera vez desde 2007.
Dicen que con
las derrotas aunque sean las más dolorosas, ésta ante la selección gala lo es y
mucho, es mejor el análisis, mucho más fácil, más conveniente porque no queda
nada. Bueno, queda luchar por el bronce y conseguir la séptima medalla en los últimos
ocho Europeos. Pero no es lo que podíamos imaginar antes del partido. Esa lucha
por el oro con Lituania.
Se encaró bien
el partido, muy bien, diría. Por eso es más dolorosa la derrota porque nada hacía
presagiar que España iba a perder el control como lo perdió en el tercer cuarto
cuando le dio vida a Francia. Nada hacía presagiar que con 58-51 en el último
periodo España se iba a ahogar de nuevo en la ansiedad. En el miedo a ganar,
impensable en otra época, pero al menos factible comentarlo en este Europeo,
porque no se explica de otra manera.
Se explica
quizá con el aumento defensivo del rival, que siempre que sucedió nos puso en
un aprieto gordo en este campeonato. Se explica porque Tony Parker es muy bueno,
aunque también lo son Marc, Rudy, Ricky, Chacho. Pero ese es el problema, que
faltaban los Parker de España. Juan Carlos Navarro y Pau Gasol.
Y no es ser
oportunista. Es simplemente objetivo. Lo que al principio se vendió como que no había que poner excusas, que era una barbaridad acordarse de los que no estaban, ha sido la clave. Es verdad que podíamos haber sido oro sin
ellos, pero también es evidente que sin ellos ha sido más difícil, tanto que ya
no es posible. Y por pequeños detalles como esos se pierde un campeonato. Nos
tenemos que acostumbrar a jugar sin ellos, cuando no están, es obligación, pero
no negaré nunca y sería de necios hacerlo que con ellos estaríamos hablando de
otra cosa.
Es un dato
objetivo que cualquier problema que ha surgido en este campeonato se habría
solucionado con Pau, Navarro, y añado a Felipe Reyes e Ibaka. Cualquiera. No
hay problema que hubiera surgido que hubiera sido capaz de eclipsar a la
brillantez de estos jugadores. Por tanto no tenerlos ha sido igual a derrota en
semifinales. Es así de sencillo.
En este país
de extremos en el que vivimos he llagado a leer que las bajas no eran
importantes, que se había formado un bloque compacto, capaz de solucionar
problemas con pivots versátiles. He llegado a leer que Orenga era el
seleccionador que necesitaba España. Un tipo con argumentos y que bebía de las
enseñanzas de sus maestros en la federación. Un tipo con argucias tácticas,
sistemas innovadores. Vamos, una mezcla de Dan Peterson y Mirko Novosel, con
aires de Zeljko Obradovic, cuando Orenga no es más que un entrenador simple, incapaz
de mostrar una táctica que hiciera posible asustar a algún rival, por no decir
que en la prórroga del partido ante Francia no ha existido un ataque decente.
He llegado a tener que releer varios
artículos con el fin de poder creerme lo que me contaban. Que Scariolo jugaba
mal, que había un ambiente raro en los Juegos Olímpicos de Londres, que si
Claver era el cuatro que podía asustar en Europa cuando deje la NBA, que Chacho
Rodríguez era el nuevo Petrovic, que Rudy Fernández se iba a echar la selección
a la espalda, que Ricky Rubio ha tenido una temporada en Minnesota que
recordaba al mejor Pete Maravich y que tenía cosas de Marchulonis.
Esta sarta de
tonterías han hecho que la afición rasa, la que se fía de la prensa, haya
elevado sus expectativas hasta límites insospechados. Y Chacho no es Petrovic y
en el partido definitivo ha estado muy desacertado. Rudy no es Navarro pero ni
se le parece. Claver está en la NBA por esas cosas que suceden en la vida, un
tipo con suerte, buen jugador, pero limitado en algunas ocasiones. Y Ricky…
pues para qué hablar. Sólo digo que en Minnessota deben estar pensando por qué
ha ido a este Europeo, cuando lo mejor hubiera sido seguir mejorando el tiro,
que ya lo tiene muy bueno y ejercitando el cuerpo. Rubio no es base para
Europa. Es una desgracia para él, no es un mal jugador, de hecho tiene
destellos de estrella, pero no domina. Y no es Maravich ni Marchulonis.
Por eso con
estas bajas es bastante haber llegado a semifinales. Esta selección ha estado a
una canasta de la final, pero todo era una ilusión. Nunca esas bajas de
jugadores podrían haber pronosticado unas semifinales y una más que probable
medalla, ante Croacia. Pero ha faltado algo que, sin duda, nos dan un buen
entrenador y cuatro estrellas, tres de ellas titulares sin discusión. Casi
nada.